A mi Málaga de mi alma, tierra que me recibió con los brazos abiertos, tal como una madre recibe la alegría de ver nacer a su hijo, un sentimiento de infinito Amor, un sentimiento de paz, de ternura…
De sus gentes, de mi gente que decir…
Cada casa, cada rincón, cada persona, son únicos.
Carmen y Paco, dos seres con luz infinita que dios les dio un gran regalo una niña (Carmen) que a pesar de que su cuerpo esta atrofiado, habla con la mirada, habla con el corazón, habla con una sonrisa que llega al alma, gente con una humildad y un corazón envidiables que solo saben dar Amor, su casa siempre esta abierta para el peregrino, para ese ser errante no faltándoles un plato repleto de comida, una gran sonrisa y una buena dosis de ese Amor.
Pocas personas tienen el privilegio de conocer a esa niña, a esa alma pura y limpia que lleva 25 años en una cama viendo siempre el mismo paisaje pero no por ello perdiendo su sonrisa cada vez que su madre entra en la habitación.
El día que tuve ese gran privilegio de conocerla sus ojos se llenaron de lágrimas y su sonrisa arranco un gran trozo de mi corazón, la acaricie, la bese, la tuve entre mis brazos como si fuese mía, su madre se quedo parada cuando vio su reacción, me toco la cara, con toda la dificultad que ello suponía para ella, ya que sus brazos estaban engarrotados y atrofiados, pero eso no impidió que me acariciase.
Nunca me había tocado un ángel.
Todos deberían sentir lo que yo sentí, no se puede definir con palabras…
Carmen y Paco, sus cuerpos están más envejecidos por el sufrimiento, sus rostros reflejan el cansancio, pero siempre están dispuestos a dar lo mejor de ellos, a pesar de la carga que tienen no pierden la sonrisa, la alegría.
Dios también los bendijo con un hijo Pepe, con un alma tan grande como la de su hermana, verlos a los dos juntos es como tocar el cielo, para el su hermana es preciosa y se lo repite mil veces, la canta, la achucha haciéndola reír a carcajadas.
Contaros esta pequeña historia ha conseguido que este con ellos por unos minutos y que vuelva a vivir la alegría de estar en mi tierra, sí Mi Tierra con mayúsculas, porque a pesar de no haber nacido allí, en lo mas profundo de mi alma, soy Malagueña.
Mar Bleda
Este relato lo escribí hace 10 años
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